EL ARTE, DE COMPRENDER

La matemática ¿se hace?

A cualquier edad hay que luchar por el hacer con fundamentos. Que estos no están en el contenido, sino en el cómo se aborda el contenido; ni están en la forma externa de la cantidad de los conceptos, sino en los rasgos del conocimiento; en la cantidad de su adquisición.

Entonces ¿Qué diríamos de la matemática?

Que la matemática no es el arte de calcular, sino el arte de comprender. Que no se trata de calcular con la mayor precisión en el menor tiempo posible sino de calcular con el mejor entendimiento en el tiempo que marque la capacidad del niño.

Que no se trata de acumular contenidos sino de descubrir conocimientos. Que el pensamiento no actúa con lo que nos han enseñado sino con lo que hemos aprendido; que no se trata, por tanto, de cuantificar la enseñanza sino de cuantificar el aprendizaje.

Que no hay aprendizaje donde no haya desafío, donde el niño no pueda jugar con las respuestas antes de escoger una de ellas, donde no se exprese distintas conjeturas hasta llegar a válidas conclusiones, donde no haya diálogo, ni observación, ni dinámica de relaciones conceptuales, donde no se permita la equivocación, ni la expresión con las propias palabras de las distintas experiencias (…)

Por tanto, los fundamentos de la matemática no son más que los fundamentos del pensamiento, de la observación, de la intuición, de la imaginación y del razonamiento lógico; de la capacidad para establecer relaciones, para inducir, deducir, para aplicar después un significado a una simbología que opera en nuevas creaciones de significado.

Didáctica de la matemática

José Antonio Fernández Bravo

Alumnos y alumnas de 2 años