El juego simbólico es el fruto de la capacidad humana de crear nuevos contextos y situarse a medio camino entre la realidad y la fantasía.
Es por ello que el juego forma parte de la condición del ser humano, es una conducta que realizan los niños y las niñas de todos los tiempos de forma espontánea.
Mientras el niño juega, interactúa con las personas y los objetos por curiosidad innata y por el simple placer de hacerlo.
Es una actividad libre y flexible, juegan por jugar, y de esta manera satisfacen y afirman su autoestima.
Mientras juegan tienen curiosidad sobre el mundo que les rodea porque se sienten activos, capaces y protagonistas. Experimentan y ponen en práctica sus habilidades, su imaginación, su inteligencia, sus emociones y sus afectos.
El juego proporciona placer y bienestar y es imprescindible para aprender.
Jugar para un niño y una niña, es la posibilidad de recortar un trocito de mundo y manipularlo para entenderlo.
Francesco Tonucci.
¡ Un niño tiene tantas cosas que aprender!
Alumnos/as de 2 años