El niño nace una primera vez. Después es como si naciera una segunda vez a través de un trabajo largo y laborioso para dotarse de una identidad. Para dotarse de la cara, el cuerpo, el gesto, la acción, la palabra, el sentimiento, la emoción, la imaginación y la fantasía.
En resumen, del sentimiento del ser, de la representación, del yo y del sí mismo que le son absolutamente necesarios para ser autónomo y para distinguirse de los demás individuos y de las cosas con las que convive y de cuya interacción extrae, poco a poco, gran parte de los materiales constructivos de su identidad personal.
Fragmento extraído de «Los cien lenguajes del niño» de Loris Malaguzzi
PRIMERAS CANCIONES DE LA TRADICIÓN ORAL
Alumnos/as de 1 año.